Los procesos de selección son distintos por varias razones:
1.- Empresas distintas.
2.- Puestos diferentes.
Los requisitos del candidato y las consecuencias de una selección fallida son completamente distintos si hay que cubrir un puesto de Dirección Comercial con 30 personas a su cargo o un puesto auxiliar en el departamento de archivo.
3.- Momento y coyuntura de la Empresa.
Si necesito incorporar 10 personas dentro de 48 horas, por muchos medios que tenga, los criterios de evaluación se mantendrán en los mínimos indispensables. De igual modo ocurrirá si no tengo departamento de recursos humanos y no me tomo mucho interés.
Por el contrario si cuento con tiempo y con un protocolo cerrado y testado de selección de personal, lo seguiré para asegurar que contrato a la persona más adecuada.
Dicho esto, en los procesos de selección (y posteriormente) se suceden una serie de evaluaciones que cambian con el tiempo. Es seguro que habrá excepciones a lo que planteo, excepciones que en tiempos de crisis como el que decimos vivir, serán realmente “excepcionales”.
Lo que quiero reflexionar es cómo la empresa y la persona modifican su evaluación en el tiempo. Así, durante el proceso de selección, la empresa tendrá en cuenta:
a. Datos: Currículum Vitae, Referencias, Formación, Experiencia.
b. Sensaciones: Presencia, disposición, energía, ánimo, serenidad, aplomo, expectativas.
c. Test: Inteligencia emocional, pensamiento abstracto, resistencia al stress, sinceridad, conflictividad, etc.
Por su lado, la persona lo que quiere (necesita) es trabajar. Centrará su atención en el salario, horarios, características del puesto y… poco más.
Una vez que el contrato se materializa y la persona se incorpora, la empresa hace un seguimiento de:
1. Rendimiento y resultados.
2. Adaptación al puesto y al equipo.
Con el tiempo son muchas las empresas que, una vez “fijada la imagen” de la persona, acaban por revisar ocasionalmente su rendimiento. Éste, junto con esa “imagen” lleva –dentro de los planes de la compañía- a que la persona siga un camino de crecimiento, de retroceso o de estancamiento, siendo éste último el caso –desafortunadamente- más habitual.
Pero para el individuo COMIENZA SU EVALUACIÓN PROFUNDA de la empresa (que en algunas dimensiones puede ser inconsciente):
1. Condiciones del trabajo (puesto).
2. Política de la empresa.
3. Clima laboral.
4. Estilos de dirección.
5. Comunicación.
6. Coherencia.
7. Organización del trabajo.
8. Equipo.
9. Estabilidad.
10. Opciones de futuro.
11. Etc.
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